martes, 30 de abril de 2013



En busca de la espiritualidad: primera parte.




-¿Por qué te llamas Ann Sin Sombra? -preguntó el pequeño Gaspar .
-Pues porque no tengo, mira -movió los brazos ágilmente y dio unos pasos de baile para mostrarle que era cierto.
-¡Anda! ¡Es verdad! ¿Pero, cómo puedes no tenerla? Todo el mundo tiene una -dijo emitiendo un parpadeo.
-No lo sé -contestó la diminuta criatura-. A lo mejor como soy tan chiquitita, la luz del sol no me da. Cuando llueve,  me muevo entre las gotas y no me mojo -continuó explicando-. ¡Ah! Y nadie puede verme.


-Yo sí que te veo -alargó el brazo para tocarla- y te oigo.
-Ya, pero eso es porque tú eres especial -acarició su naricilla con las alas.
-¡Aaachisss! -estornudó con los ojillos un poco llorosos-. Mi abuela dice que los rayos de sol nacen para darnos calorcito, que son besos de ángel -se rascó la cabeza aún sin entender-. Y  la lluvia hace crecer las flores y da de beber a los pajaritos... ¡Y tú llevas flores en el pelo y puedes volar!

-Es verdad, pues no me había dado cuenta -revoloteó a su alrededor desprendiendo un polvillo azul-. Eres muy listo, Gaspar.
-Y las mariposas son como así de pequeñitas -utilizó sus deditos para indicarle el tamaño-, y también tienen alas como tú.
-No sé, pero…,¿qué más da? -suspiró cansada-. Recuerda que me han enviado aquí por una razón, ¿cuál era tu deseo?

-Mi deseo… ¡Ah claro!
-Si no me dices lo que es, no podré volver al bosque. A ver dime, ¿qué es lo que quieres?-preguntó con una nueva danza aérea-.
-Pues quiero… -cerró los ojos arrugando la frentecilla-, ¡es que no lo entiendo! ¿No te gustan los besos de ángel?
-¡Ufff! -meneó la cabeza en señal de negación-. El deseo…, venga…
Pero es que no puedes ir por ahí sin sombra! -gimoteó amenazando con empezar una rabieta-. ¡Ya sé! ¡La  habrás perdido!
-¿Pero qué tontería es esa? -exclamó, a punto de perder la paciencia-. Vamos, vamos, déjalo ya y cuéntame eso que era tan importante.
-¡Pues mi deseo es ayudarte a encontrar tu sombra!
¡Ay, Gaspar, qué testarudo! Está bien…, buscaremos la sombra -dijo a regañadientes-, pero tendrás que  prometerme que  si no la encontramos, me dejarás cumplir con mi misión de una vez.
-¡Síiiiiiii!¡Yupiiii!
Ann sacudió su varita de estrella y dijo las palabras mágicas.
-¡Transformius!


2 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu blog.

    Me encanta Ann sin sombra! Por favor que venga pronto la segunda parte

    ¡Transformius!

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