¿Los papeles se amontonan en tu mesa?¿Miles de hojas sin organizar?¡Ánimo!Una historia sobre "el monstruo de los papeles" y algún consejillo para vencerle.
-¡Dios
mío! -exclamó Gertrudis al abrir
la puerta del despacho-. ¿Cómo
ha podido llegar a este punto?
Recibos,
apuntes, tickets de compra, cartas sin abrir… ¡Todo por ahí tirado y
revuelto! Gertru era una mujer muy ocupada, trabajaba muchas horas al día, y
cuando llegaba a casa, no tenía tiempo para casi nada.
-¿Qué
voy a hacer? Tengo tantas cosas pendientes… Bueno, la hora que es ya, no me voy
a poner con esto -dijo
lamentándose al mismo tiempo que dejaba una carta sin abrir en una de las pilas
de papeles-. Voy
a ver qué dan en la tele…
La ley del todo o nada había
vuelto a ganar. Como no podía dejarlo todo PERFECTAMENTE COLOCADO, no merecía
la pena empezar. Total PARA DEJARLO A MEDIAS… Así pasaron los días, siempre
había algo mejor que hacer (véase tirarse en el sofá, llamar por teléfono,
leer, etc.), y cada vez que se encontraba un documento, allá que iba. El
monstruo de los papeles se hacía más y más grande.
-¡No
puedo más con mi vida! -
se quejaba una y otra vez al ver el montón de celulosa que parecía cobrar vida
y atacarla-.
¡Qué espanto!
Un día Gertrudis optó por dejar
de entrar al despacho. La habitación estaba invadida. No había sitio para ella.
-Mmmm,
¿qué pasará hoy en “Dr. Amor”…? ¿pedirá por fin Jack matrimonio a Lorelay?¿O se
dejará llevar una vez más por la víbora de Amanda? -dejó el bolso en la entrada y la
correspondencia en la mesita del salón, abrió una bolsa de patatas y se hizo un
ovillo en el sofá.
Por fin llegó el sábado. Ya no
tenía sitio en la mesita del salón… Catálogo de IKEA, cartas del banco, y más
tickets… El desorden la estaba echando de su propia casa. Pero para un día
libre que tenía…
-¡Pero
si es sábado y son sólo las diez…! -fue
corriendo a ponerse una bata, se recogió como pudo el pelo en un moño-. Será el vestido que pedí
por internet…
Con los ojos pegados todavía, nuestra querida
y ocupada Gertrudis, abrió la puerta al supuesto repartidor.
-¡Madre mía, si eres tú! ¡Cuánto tiempo!
No daba crédito. Su idealizado
Patricio, su amor platónico del instituto, aparecía en el umbral de su casa después de años sin
saber de él. Estaba impresionante. ¡Y ella con esas pintas!
-¡Pero
pasa, pasa no te quedes ahí! -le
ofreció asiento en un sofá frente a una mesita plagada de hojas.
-Bueno,
supongo que te preguntarás qué hago aquí…-dijo
tímidamente-.
Intenté contactar contigo por Facebook, pero como no aceptabas mi solicitud, me
atreví a llamarte al número que tenía de antes, pero no hubo suerte.
-Sí
es que cambié de teléfono -se
acordó por un momento del pesado de Javier-.
¿Y entonces, cómo me has encontrado?
Se maldijo así misma… Hacía
siglos que no consultaba el correo ni entraba en las redes sociales (variante
electrónica de su “Paper Monster ”).
-Pues
verás, aún me acordaba de tu dirección por el día que te acompañé a casa
después del la última clase…
“¡Siiii, el día que me dio mi
primer beso….!” Recordó el dulce momento saboreándolo en sus labios…
-Y,
bueno, te escribí una carta hace dos semanas….
-Pues
no he debido recibirla… -reparó
en el montón su monstruo particular engulle-todo¾.
-Ya…,
perdí un poco la esperanza al ver que no me contestabas…, pensé que no te
acordarías… Así que decidí probar suerte y venir hasta aquí. Eso sí -comentó un poco
avergonzado-, te escribí
otra para avisarte de que llegaba hoy de Roma…
Claro, la maleta… Venía directo
del aeropuerto… Esto no podía pasarle a ella… Estaba hecha un desastre… ¡Tenía
que arreglarse! Patricio, muy educado (u horrorizado por sus fachas de maruja,
no se sabe muy bien), insistió en que no
le importaría esperar un poco mientras que se vestía. Ella le puso un capuccino
a cambio, y se fue a duchar como una bala. Una vez monísima de la muerte,
volvió preparada para una conversación más interesante…
-Sabes…,
se te cayó esto al limpiar la mesa…
¡OH MY GOD! Un sobre con remite
de Roma.
Bueno primero que nada felicidades por entrar en el mundo de internet y los blogs. Espero que no te aburras o te abrumes y abandones pronto. Por otro lado dejame darte algún consejo literario.
ResponderEliminarIntenta no abusar de los puntos suspensivos. En literatura no se utilizan casi nunca, y son mal visto por los lectores y escritores.
Besitos.
Gracias por leerme y por la crítica. Aquí son bien recibidas! Besos a ti también.
Eliminar